No hay palabra para el arte en la mayoría de los idiomas nativos americanos. En cambio, los términos más cercanos hablan no a la objeca sino a la acción y la intención. En Lakota, “Wówačhiŋtȟaŋka” implica un profundo pensamiento o reflexión, mientras que “Wóčhekiye” sugiere ofrenda o oración. El arte no está separado de la vida; Es ceremonia, instrucción, diseño. Al igual que la arquitectura o el código, conlleva conocimiento y promulga la responsabilidad. Su poder no radica en ser preservado o mostrado, sino en cómo se mueve, enseña y se conecta a través del uso, principios que desafían los supuestos de la industria tecnológica sobre la inteligencia y la interacción.
Suzanne Kitewičhíŋč2023 para la cometa, el defecto fundamental de la tecnología occidental es su indemnización del conocimiento del cuerpo. En esta instalación, una trenza de cabello de cuatro metros con sensores incrustados traduce los movimientos del cuerpo del artista en algoritmos de aprendizaje automático. Durante su presentación en vivo, Kite baila mientras la trenza lee la fuerza y el ritmo de sus gestos, generando respuestas de audio que llenan la galería del museo del Instituto de Artes Indias Americanas en Santa Fe, Nuevo México. Debajo de ella, las piedras organizadas en patrones que reflejan los mapas de la estrella de Lakota anclan el rendimiento en el conocimiento astronómico tradicional. “La gente escucha de cerca, yo susurro / The Rock habla más allá de escuchar … muchas naciones que hablan / nos hablamos sin palabras”, entiende, sus luces cambian a medida que los espectadores se involucran con sus zarcillos trenzados. La pieza tiene como objetivo transmitir lo que Kite llama “inteligencia más que humana”: sistemas arraigados en la reciprocidad, el principio fundamental de que todas las relaciones involucran intercambio mutuo y responsabilidad. Un conflicto entre el movimiento de la máquina y la memoria humana, preguntando qué sucede cuando se realiza la cultura sin un cuerpo de consentimiento. Un tambor de caja, un instrumento históricamente tallado en el cedro rojo y colgado con raíz de abeto trenzado, está hecho de Cherrywood y suspendido del techo del Museo de Arte Massart en Boston, como se hace tradicionalmente en las casas de tablones de tlingit. Jugados en reuniones tribales, celebraciones y ceremonias, estos tambores contienen la memoria sonora y la función social. Un brazo mecánico golpea, innecesario, al tempo de un latido de latidos; Como una advertencia, el sonido pulsa con la tensión entre la automatización y la ascendencia. Creo que es así (recuéstate) 2025 Esta escultura de bronce hercúlea emitida por bloques de tótem falsos deconstruidos sirve para acusar a los colonos sabotaje de la tecnología y la cultura nativa. A diferencia de los registros digitales de hoy, desde bases de datos genealógicas hasta versiones virtuales de textos sagrados como la Biblia, los datos de ttingit están tallados en madera. Los tótem de Galanin subrayan su función como sistemas de información, sus tallas que codifican el historial, la mitología y la familia.
Publicado Originalme en TechnologyReview.com el 15 de agosto de 2025.
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